ARRULLO POR VALENTINA BORDÓN
Néstor Soria
En los brazos, dos ríos con su arcilla en descanso,
entroncadas las manos en vaída pollera
Valentina dormita en lo umbroso del palto
Un pañuelo de lino le encollara los hombros,
le dibuja la curva de su espalda indecisa.
Canta el ave y un cielo que es manta celeste
se la lleva muy alto a soñar con el clima.
El sopor que la embarga vaporoso a coyuyos
le invalida los ojos, le fomenta un respiro
y de pronto la asalta suave dejo de infancia,
se acurruca a su padre, sin marido y sin hijos.
Se recuerda la niña de rodillas raspadas
y también esa moza que inspiró las endechas,
aquel sí dicho a medias al Oscar Ceferiano
Madrigal, de pinceles, de colores y letras.
Madrigal, de pinceles, de colores y letras.
Pero el tiempo es finito, lo trasunta su pelo
que es de cuarzo llovido por antiguas tormentas
y un derrumbe de siglos va en su rostro criollo
aunque un sol remansado le prodigue la siesta.
Si pudiera señora, como Santa, dormida,
aventar su retiro con mi verso, bajito,
a lo umbroso del palto volvería la vida
remojada la arcilla de sus brazos de ríos.
(Poema
musicalizado por Mario Díaz, con pulso de canción)
Francisca Valentina Bordón
nació del matrimonio de Isabel Gómez y
Cruz Bordón, el 11 de marzo de 1925 en el pueblo de Medinas, al sur de
la provincia de Tucumán. Al morir su madre, muy joven, se hizo cargo de la
crianza de sus pequeños hermanos, Roberto, Alberto y Enrique.
La infancia y adolescencia de ‘Tina’, cariñoso diminutivo familiar, fueron de extrema pobreza. Alguna vez les contó a sus allegados que para poder subsistir debía ayudarlo a su padre en los quehaceres del campo. Así la vieron veranos e inviernos con sus inclemencias, cosechando y sembrando entre los surcos, las más de las veces con su cuerpito embarrado y aterida de frío.
La infancia y adolescencia de ‘Tina’, cariñoso diminutivo familiar, fueron de extrema pobreza. Alguna vez les contó a sus allegados que para poder subsistir debía ayudarlo a su padre en los quehaceres del campo. Así la vieron veranos e inviernos con sus inclemencias, cosechando y sembrando entre los surcos, las más de las veces con su cuerpito embarrado y aterida de frío.
Convertida en una mujercita,
cierto día Valentina decidió buscar una vida mejor. Es por eso que se arrima a
la ciudad de San Miguel y consigue emplearse como doméstica, única tarea de la
que sabía algo.
Y en esa situación es que la
conoce Oscar Madrigal. Las compras diarias que ‘Tina’ realizaba en el Mercado
del Norte, eran por encargo de sus patrones.
' Madrigal
ya cumplió 36 años. Su vida hasta hoy disoluta y relajada está intentando
corregir el rumbo. Es que desde hace unos días ve pasar por la puerta de su
taller, asiendo una bolsa de mandados, a una espigada morena que lo inquieta.
Quién es ella se pregunta, mientras sus manos estrujan nerviosas el mameluco
blanco, prenda manchada de tantos colores como su usada paleta.'
No sabemos si Madrigal usó
sus ‘artes donjuanescas’ para atraer a ‘Tina’ o si ambos se flecharon. Pero
quienes conocieron al pintor y observaron su diestro manejo de los asuntos con
las féminas, no tienen dudas de que esta vez desplegó toda su ‘artillería’.
Cuenta Hermelinda Gómez, prima hermana y amiga de salidas de Valentina, que un fin de semana ella le confesó estar saliendo con un morocho llamado Oscar; que esa noche vendría a buscarlas a ambas para ir a bailar. Al llegar la hora prefijada, recuerda que de un lujoso coche a caballo descendió Madrigal luciendo un impecable traje blanco y con gestos caballerescos, las invitó a subir. También comenta que antes de encaminarse al baile, al Parque de grandes espectáculos, el auriga los hizo pasear por el centenario parque 9 de Julio.
Así comenzó la relación que
poco tiempo después, 1949, se transformó en el matrimonio Madrigal-Bordón.
Ni
bien sus hijos comenzaron a balbucear las primeras palabras y endurecieron sus
pasos, doña Tina se inscribió en una academia de Buenos Aires - Academia
Teniente - desde
donde por correo comenzaron a enviarle, paso a paso, las lecciones que la
instruyeron en el arte de, trazar moldes, cortar telas y realizar costuras;
enseñanza por la que recibió, el 18 de abril de 1958, su título de Profesora de
corte y confección.
Este aprendizaje le valió para coser la ropa y los disfraces de sus niñas.
Pero no se conformó con hacerse de un oficio. Aprovechando que la casa tenía un salón en el costado, cierto día le dijo a su marido que ella abriría una despensa. Madrigal, lejos de argumentar palabra en contra, se puso a organizar para el día de apertura del emprendimiento, lo que a él más le gustaba: El show popular.
Pero no se conformó con hacerse de un oficio. Aprovechando que la casa tenía un salón en el costado, cierto día le dijo a su marido que ella abriría una despensa. Madrigal, lejos de argumentar palabra en contra, se puso a organizar para el día de apertura del emprendimiento, lo que a él más le gustaba: El show popular.
De memoria alguien
cuenta:
-Granja ‘La pequeña’ -de un poquito para todos- abrió en 1961. Era un negocio muy surtido que
vendía desde helados hasta vestidos; desde agujas hasta pollos y perfumes.
La inauguración fue algo único y sorprendente para el
barrio. Oscar Madrigal
hizo extender una pantalla que cubría todo el ancho
de la calle Bolivia y llevó a un amigo suyo, quien proyectó películas de acción
y las aventuras de Tarzán. Para que los vecinos se sintieran cómodos, en la
vereda distribuyó mesas redondas con sillas, todo adquirido en un remate de un
bar cerrado en el parque 9 de Julio. Contrató a ‘Avelino y su conjunto’ y para
finalizar ofreció un espectáculo de fuegos artificiales. La gente se agolpó en
esa calle desde la Monteagudo hasta la Balcarce.
Granja ‘La pequeña’ funcionó
durante 10 años.
Oscar Madrigal falleció el
30 de septiembre de 1984, a los 71 años.
El hijo menor del matrimonio
Madrigal-Bordón, Rodolfo Oscar, fue
pintor letrista como su padre murió el 14 de febrero de 1993.
Francisca Valentina Bordón
de Madrigal nos dejó el 27 de febrero de 1996.
Que hermoso recuerdo mi abuela era mi imagen de una mujer luchadora fuerte inteligente decidida , Una abuela con gran corazon oculto pero demostrativa a la hora de la verdad...¡ como la extraño mucho ! Vivíana Madrigal
ResponderEliminarQue hermoso poema y bonita canción!!!! Quedé absorta ante la clara descripción de doña Tina , me hicieron viajar en el tiempo , mientras recorría con gran emoción lugares, personas a las que aprecio mucho y sobre todo recordando a dos seres extraordinarios como el matrimonio Madrigal que fueron muy hospitalarios conmigo . Me emocionaron .Gracias!!!!
ResponderEliminarEstimado ante todo gracias, me gustaría saber quién sos, yo soy Ana Lía Madrigal. Gracias por tus palabras.
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