Hola amigos



En este espacio diré algunas cosas mías y ustedes después de leerlas o escucharlas, pueden comentarlas. Es un lindo modo de lenguajear. Un abrazo. Néstor Soria


viernes, 9 de octubre de 2015

1492 LA INTEGRACIÓN QUE NO FUE TAL


                           
                                                               Néstor Soria
                                                                                                                             Tucumán -Argentina

                                                                                      


Hace más de 200 años que en la América del Sur discutimos sobre lo mismo:
El descubrimiento ocurrido en 1492
¿Sirvió para integrar a esta selvática y pródiga dehesa al resto del mundo?
El sólo hecho de decir conquista
¿Basta para aceptar el exterminio de tanta gente?
¿Les era necesario a los intrusos el apelar a tamaña

barbarie, con pueblos que vivían en su territorio arreglando sus asuntos internamente?
¿Fue de provecho para los nativos el ofrendar sus vidas en las minas de Potosí? 

¿Necesitaban esos nativos de la aparición de los encomenderos para fructificar sus tierras? 
¿Precisaban esos nativos de las pestes traídas de Europa, para regular el número de sus poblaciones?

Amigo, mi respuesta es un terminante ¡NO!
Y sigo preguntando:
¿Carecían los pueblos nativos de idiomas propios?
¿No respetaban las leyes del ayllu?
¿Quién puede asegurar que la tan recitada integración con otros pueblos del orbe, no era un proceso que iba a darse lentamente y a su debido tiempo? 
¿Acaso existió la integración? 
¿Desconocemos cuál fue el tratamiento que los nativos recibieron desde la aparición de los conquistadores?
En cualquier libro barato nos enteramos de cómo fueron sometidos a la servidumbre más ignominiosa y cruel, afrenta carnal y álmica que causó la desaparición de miles, más bien, de millones de ellos.

Ya transcurridos más de quinientos años desde aquel funesto 12 de octubre de 1492, fecha en la que un desquiciado -desorientado- marino, sin tierra ni domicilio conocido cabalmente, lanzado a la aventura de conseguir especias para sazonar las comidas de un rey y su consorte, nosotros, los que poblamos la América del Sur,
debemos honrar a quienes fueron los dueños indiscutidos de esta casa-territorio que ocupamos.

Mi homenaje, sencillo pero profundo, al que hoy te invito a que te sumes, no tiene coronas, ni palmas, ni discursos grandilocuentes:



Desgrana un solo diente de maíz y llévalo a la boca, 
hazlo jugar entre tus encías y la lengua, 
siente su textura, deja que tu saliva ya impregnada 
del pequeño vegetal se escurra hasta tu garganta, 
y bébela, luego pon el grano a germinar en tu patio, 
en tu vereda, en tu balcón, a los pocos días tendrás 
un tallo que es un trocito taíno de esta América.
Masca un maní, pero no retires su cáscara, 
paladea el amargo de su envoltura, busca su pulpa 
que sabe a tierra tostada, en él está la gracia arauaca, 
tan americana como tantas sangres.  
Si tienes a mano una hoja de la ancestral Coca,
saca tu lengua cuanto puedas y ponla sobre ella, 
tal como a una ostia, luego guárdala en tu boca 
estrújala contra el paladar, ella te hablará 
de esta América del Sur.  
O pellizca de un cigarrillo una brizna 
de tabaco, muérdela aunque la escupas al instante,
en tu boca quedará el regusto de esa resinosa hoja 
que habla de América del Sur.
O muerde un tomate, aquel fruto que el invasor 
vio como a un veneno, por lo rojo, y hoy valora 
en Euros, allí también está esta América del Sur.
O aférrate a una caja coplera, con chirlera o sin ella, 
de un palo o de dos, haz tamborilear sobre su cuero
el dedo pulgar, cadenciosa, lentamente, como para
una vidala; si no está a tu alcance ese “pedazo de 
luna en la tierra”, lo mismo puedes golpear 
sobre tu mesa, o suavemente sobre el pecho de 
tu hijo, el pulso te hablará de esta América del Sur.
Amigo: Si no tienes a tu alcance las cosas 
que te propongo en mi homenaje,
al menos pronuncia una palabra en idiomas 
de esta América: 
Cacique, canoa, patata, chajra (chacra), 
chuy (sentir frío), pampa, cancha, 
poroto, Ñaño (hermano)…
            Por otro octubre Sudamericano y nuestro.
                
                              A LA TIERRA MANCILLADA 

Tierra mía. Colón, Puerto de Palos,
arribando a tu Edén de playas castas.
Cargamento de pestes y de ratas,
marinero con rumbo equivocado.

Carabelas con curas y soldados
destruyendo tus dioses y tus lanzas.
Asesino arcabuz cargando a ultranza
contra el noble señor de tus reinados.

Tierra mía, violada en tus doncellas
sobre piras humeantes, sobre escombros,
no habrá siglos que mengüen el asombro
ni habrá reyes que eviten tus querellas.

Aquel sino de sangre ¡Tierra Amada!        
y un olor como a muerte por octubre,
son cadáveres que la historia pudre
insepultos, testigos de la infamia.

El Callao, Potosí, mis rotos valles,
el Aymara, el Kakan, el Kejchua sabio,
que propaguen al mundo tanto escarnio
¡Que la América India no se calle!
   
                                                                                                             Néstor Soria  
Por un 12 de octubre con memoria y reclamos de justicia. 

lunes, 13 de julio de 2015

DON COMEGENTE

Victoriano Barrionuevo -"Don Comegente"




Quiero que te imagines que estás parado frente al portón de aquella fábrica azucarera llamada Nueva Baviera. Desde tu imaginación, haz una retrospectiva a la década de 1940. Años de pobreza y postergación en esos pueblos del interior tucumano. Viviendas rancho. Calles apisonadas con carbonilla de las calderas de la fábrica. Niños descalzos. Hombres y mujeres analfabetos. Jóvenes soñando con ser mayores de edad para conchabarse en ese infierno que comía hasta los huesos, al emanar vapores ácidos.
Portón de entrada del Ingenio Nueva Baviera
A ver, yo te ayudo.
El caserío rodea a esa mole de hierro oxidado, llamada ingenio. Es época de molienda (zafra) y mientras el Baviera ruge y echa humo y carbonilla hollinosa por su alta chimenea, los carros cañeros (no carretas, como dice cierta zamba) cargados con paquetes (así se le dice al enorme atado de caña de aproximadamente 2.500 kilos) esperan frente al portón, con sus apacibles cinco mulas que lo tiran, o sea: A la izquierda, la sillera que es la que monta el carrero; al centro, la varera, sujeta entre las varas o pértigo, soportando todo el peso de la carga; a la derecha, la tronquera, tirando el carro con cadenas; y adelante de las tres, dos mulas llamadas cadeneras. A esa espera del turno para descargar, el carrero la apacigua tomando un vinito barato en el almacén cercano. Es cerca de mediodía y el sol tucumano, casi tímido en el mes de Julio, igual causa picazón en el cuero de los obreros.

Carro cañero
Allí, en el taller de herrería del Baviera, trabajaba don Victoriano Barrionuevo, “El Comegente”. ¡Humano gigante, dos metros! Moreno de tez. De hombros anchísimos. Pelo duro. Cabeza cuadrada sujeta al corto cuello, también rollizo. Brazos de “Piedra negra”. Voz de trueno. Calzando anteojos con mucho aumento. Luciendo un sombrero carajito y siempre, siempre, de traje con saco cruzado pero sobre una camiseta de cuello redondo, no usaba camisa, tampoco medias. ¡Ah! al cuello ataba un pañuelo a lo gaucho. Solía movilizarse en una bicicleta de color negro marca Phillips, aquellas inglesas de ruedas anchas. Su pedaleo era tan lento que sólo le permitía no perder el equilibrio.


El apodo le viene de boca de un compadre suyo, de “El Gordo” Salas, carpintero del ingenio.
Te cuento:
Entrada del Club Social y Deportivo Nueva Baviera
A eso de la oración, luego de que el pito del Baviera, esa estridente flauta de hierro que sonaba a vapor, avisaba a ciertos trabajadores que la jornada había terminado para ellos, Victoriano y su compadre “El Gordo” Salas, caminaban hasta la cantina del ampulosamente llamado “Club Social y Deportivo Nueva Baviera”, sitio que no era nada más que un expendio de bebidas mal destiladas, armado con tablas y con piso de tierra donde sólo cabían dos mesitas, seis silla de lata, y el cantinero; ¡Minga de heladera, caja registradora, servilletas y otros lujos, por entonces desconocidos en esa ruralidad que habitábamos lo “Bavierenses”.
Escenario del club Social y Deportivo Nueva Baviera
Una de esas nochecitas, azuzados por el vino, los compadres se desconocieron y palabra va, amenaza viene, salieron a la calle para saldar diferencias a las piñas. En la ocasión, don Comegente estaba acompañado por uno de sus pequeños hijos, el changuito que era ahijado del “Gordo” Salas. Los dos, ¡Imaginátelos!, ciclópeos de cuerpo, se pusieron en guardia mientras  medían cada movimiento. El silencio de los otros parroquianos, mirones que nunca están ausentes, era espeso. En esa instancia, el changuito de don Victoriano se aferró a una de las tremendas piernas de su padrino y llorando le gritaba: ¡No pélie padrino, no pélie, lo va’ comé mi papá! ¡Lo va’ comé mi papá!
No pelearon. Desde entonces, cuando don Victoriano pasaba por frente a la carpintería del ingenio, el “Gordo” Salas le gritaba: ¡Que hací, come hombre! ¡Eh, que hací come hombre…! El apodo se fue, con el tiempo, modificándose hasta terminar en Comegente.

Sindicalistas frente a la entrada del Ingenio
Nueva Baviera el día del cierre, año 1966.
En la década de 1940 El Comegente quedó cesante en el ingenio, lo echaron. Eso pasó por que, suelto de lengua, cierta vez comentó en la herrería, delante de algún alcahuete, que él era de ideología anarquista. Claro, los comienzos de aquellas explotaciones azucareras (siglo XIX), siniestras, descarnadas, inhumanas, eran pura injusticia para el obrero. Entrado el siglo XX comenzaron a organizarse los sindicatos, logro que causó durísimos enfrentamientos con incontables muertes. En esa época, el anarquismo llegaba a la Argentina con los inmigrantes italianos de otras latitudes del mundo. Aquellos militantes se infiltraban entre el obreraje y los aleccionaban en las luchas por reivindicaciones sociales. A eso, en juventud, lo vivió don Comegente y se sintió atraído por las ideas de libertad y odio a las patronales. El hecho es que su confesión llegó a oídos de los patrones y de un plumazo lo corrieron del ingenio.
Desde entonces, cargado de hijos (11), tuvo que armar un humilde taller en el patio de su casa, arremangarse y darle fuerte a la bigornia y al yunque. Años pasó fabricando herramientas,  cadenas para el tiro de arados de mancera, y todo cuanto se pueda hacer desde el oficio de herrero. Su fragua, alimentada a carbón de hulla, siempre estaba encendida. En un rincón del amplio patio cultivaba verduras, cuidaba un par de naranjos, una parra de uva mato (Chinche), criaba aves de corral y hasta atesoraba una vaquita lechera.
Lo curioso era el modo en que alimentaba a su numerosa prole. A media mañana ponía una gran olla con agua sobre un trébede y bajo de ese soporte, sobre la tierra, el carbón de hulla que retiraba de la fragua. Tomaba su carretilla y recorría la huerta. Cosechaba de todo un poco: Chauchas, repollo, lechuga, tomates, sandías, melones, papas… Luego pasaba por la parra y recogía racimos. Si había naranjas, también. Lavaba cerca del pozo esos ingredientes, incluyendo las frutas, los trozaba y volcaba en la olla elaborando una sopa-guiso. Una vez listo ese raro potaje, llamaba a sus hijos y a su mujer (una gringa bajita de ojos verdes) a sentarse en derredor de una larga mesa, todo al aire libre o al cobijo de una galería. 
Cuando tenía unos pesos compraba carne vacuna, por lo general asado y el popular pucheroyblando, así, escrito y hablado todo junto, pucheroyblando. Pero el carnicero que hacía el recorrido en jardinera, todos los días, casa por casa (incluyendo la mía) sabía de los gustos del Comegente. Este singular pedido consistía en pesar la carne y estacionarla, en la carnicería, en un cajón, lejos del frío, hasta que el olor era insoportable. Entonces el carnicero subía el cajón a su jardinera y se la llevaba a don Victoriano. Él, esparciendo carbón encendido en la tierra, colocaba una parilla y asaba las costillas del asado como debe hacerse, primero del la’o del hueso. Al calentarse esa carne comenzaban a aparecer del lado blando, una infinidad de gusanos que pugnaban por no morir quemados. El Comegente, baquiano en esas lides, daba vuelta el asado y golpeándolo sobre la parrilla hacía caer a los bichos en las brasas. Luego, con normalidad, sentaba a su familia a comer. Ninguno de ellos pudo, hasta hoy, comer un asado si no es de ese modo, o sea, de carne en descomposición. Nadie supo explicarme aquello.

Demolición de la chimenea
del Ingenio Nueva Baviera
La historia y la canción, Don Comegente, tienen ganado un importante premio, como personaje fantástico, en un Congreso de Antropología realizado en España, año 1997.

Espero no haberte cansado con tanta palabra. Si lo que narro te muestra al personaje creo que tu versión de la chacarera desde ahora será distinta, más firme, más sonora, plena de convencimiento, pues, acabas de conocer a don Victoriano Barrionuevo, a Don Comegente y también el escenario donde deshilvanó su vida. Cuando murió yo era un chico de 12 años. A todo esto lo supe de meter la nariz en mi pueblo, otro poco me acercó la memoriosa de mi madre y viejos vecinos.


EL INGENIO NUEVA BAVIERA

Fue cerrado en 1966, junto a otras 11 fábricas azucareras, por el milico Onganía.

Luego se convirtió en chupadero de la dictadura militar, y, para borrar tantas muertes que allí ocurrieron, fue demolido por allá de 1980.

                                                                                                     

             DON COMEGENTE - Chacarera tucumana -
                                                        
                                     Letra: Néstor Soria
                                     Música: Rubén Cruz



     Se ha muerto don Comegente
     lo está llorando Baviera
     y en el roncar de la fragua
     su sangre sigue despierta.


    Sobre el lomo de una mesa
    descansando largo a largo,
    parece un tronco de roble
    que los años han talado.

    Yo lo recuerdo de mozo
    con sus dos metros parados,
    dando la espalda a los soles
    oscureciendo el sembrado.

                     ll

    Le pusieron Comegente
    porque su boca tronaba
    y se enteraba la villa
    cuando en secreto charlaba.

    Sus brazos de piedra negra
    caricias nunca soltaban
    y si palmeaba a un amigo
    que Dios le guarde la espalda.

    Pero a pesar de ese apodo
    que a los changos asustaba,
    se santiguan las comadres
    porque un buen hombre se marcha.
......................................................................

    Ya que una puerta no alcanza,
    que el cielo abra una tranquera,
    ahí va el Gordo Comegente
    lo está llorando Baviera.

                                                         
                                 Néstor Soria











        

martes, 31 de julio de 2012

EVOCACIÓN POR PACHAMAMA EN EL 01 DE AGOSTO DE 2012


                       
                                                                                           01 de Agosto de 2012      

          EVOCACIÓN POR PACHAMAMA

                                                                                               
                                                     Por: Néstor Soria  

¡PACHAMAMA, CUSILLA, CUSILLA, expresa una imploración Suramericana dirigida a la madre del cosmos.
Son palabras surgidas de la boca originaria; de gente que se sabe parte de la tierra donde suceden sus días, es decir, de aquella que se siente un minúsculo terrón de greda, de piedra, de arena remolida por el abuelo viento, trashumador de semillas, de pájaros, de suspiros enancados al joy joy.
Y esa súplica de tono sumiso pero cargada de fe, sobrevuela los sembradíos, los corrales, la urdimbre que atavia a los telares, la magra mesa de los pastores de rostros macilentos. También el cuarterío de la copla que se queja, más que canta.

Amaicha del Valle, pueblo propicio para la ofrenda, alza esta plegaria y quiebra su frente de casta originaria mientras mordisquea un rezo. Entonces, en un huaico abierto a pura mano, dispersará sus ofrendas  húmedas de chicha, de coca y aguardiente.






UNA CHARLA CON LOS MÁS JÓVENES       

Ustedes nacieron cuando el valle ya estaba en calma. Sus ancestros, salvajemente muertos, otros perseguidos o cientos de ellos cautivos y extrañados a sitios desconocidos e insalubres, habían mostrado un inquebrantable coraje y de tanto persistir en sus reclamos, obligaron a un rey lejano a devolverles sus propiedades comunitarias. Ahí está la CÉDULA REAL como documento.
Esa lucha estuvo movida por un solo espíritu: PACHAMAMA, señora del mundo andino, del orbe montañés, ordenadora de la vida y la dignidad humana.        

Y, pregunto:

¿PACHAMAMA, está hoy en el sentir de los jóvenes amaicheños?
¿Precisan ellos de su bondad matriarcal?
¿Suelen hacer una oblación cotidiana a su condición sagrada, cuando la luz matinal les ilumina la cara?

No puedo responder por boca ajena.

Esta secular divinidad necesita escuchar, de cada uno, el pedido sincero de intervención en todos los asuntos cotidianos, a la vez, la promesa unipersonal de cuidarla y vivir con ella y por ella.

Soy un tucumano que en su juventud buscó el abrigo de este ser místico, regidor de la vida humana, de animales y del paisaje de árboles y yuyarales cerreños.
A ella me encomendé cuando las sendas de altura se quebraban en hondonadas sin fin.
Ante la presencia de toda pircada apacheta detuve el tranco de un sillonero o de una mula, para rendir culto a quien protegía mis viajes.
Y comportándome así, nunca me sentí abandonado por la mamita pacha.

Entonces, vuelvo a preguntar:
¿Precisan los jóvenes de ella?...
¿La tienen presente durante todo el año?...
¿La protegen?  

O es que un 1º de agosto basta para recordarla, para salir a sanar las heridas que le infligen los desaprensivos, los desamorados que la entregan por sucias monedas, dinero que jamás lavará sus vergüenzas ni comprará el perdón que los enmiende.

Aquí, en las cercanías, el diablo del cianuro ya envenena su vientre, entonces ella, sin quererlo, deja correr por sus acuíferas venas un torrente de muerte. 
Las viñas comienzan a mustiar sus sarmientos; los labrantíos se hacen surcos de hedor; las osamentas de llamas, caballos y pumas, se verán brillar al reflejo de Tata Inti, como fuegos fatuos.
Y al final ¿qué será del hombre?; boquiabierto mirará la escena mientras se va consumiendo en cuerpo y esperanzas, o sea, por dentro y por fuera.
Detener eso es proteger la vida de humanos y la permanencia pura de este valle milenario que Pachamama les dio para que lo habiten.

No crean que al mudarse a las ciudades, por estudios, por trabajos o por mayor bienestar, ya no son responsables de lo que aquí ocurra. No. La cultura y la identidad van con ustedes. Jamás dejarán de ser amaicheños, aunque se tiñan el pelo, se tapen la cara, aprendan a hablar en inglés o se llamen a silencio. La conciencia los morderá siempre porque eso va en la sangre y mientras ella circule dentro de cada uno, se sublevará aunque quieran apaciguarla.

Un párrafo especial merece la defensa de vuestra música. Ustedes pueden y deben sumar expresiones foráneas a la música que los identifica. Las culturas que se cierran en sí misma, desaparecen. Pero tengan cuidado con el avance desmedido y contaminante de eso, pues disimuladamente los medios de comunicación han  iniciado, hace ya tiempo, una campaña de desvalorización de las culturas de los pueblos suramericanos. De este modo buscan terminar con la identidad que los hace fuertes –y libres-. Sostengan muy alto el canto de las copleras, el pulso fibroso de las bagualas, el ay llorisqueao de las vidalas. Atahualpa Yupanqui decía que quería tener a la luna por caja. 
    USTEDES VUÉLVANLA LUNA A LA CAJA.       


Deben saber que la lucha es desigual. El enemigo es el poder y no cejará en intentar vencerlos. Pero ustedes tienen un arma infalible, una coraza que detiene golpes y balas, un aliado que sobrepasa toda línea policial. Se llama suelo. Pero no hablo del suelo que se pisa, sino del que deben llevar en el corazón, ese que sabe a familia, a amigos, a compañeros, a vecinos. En él, queridos jóvenes, está Pachamama. Encomiéndense a ella y ¡LUCHEN 

 De mi parte les doy una noticia: en el mes de octubre de 2002 hice un trabajo que sirvió para declarar:

OBRA MAESTRA DEL PATRIMONIO ORAL E INTANGIBLE DE LA PROVINCIA DE TUCUMÁN AL RITO CELEBRATORIO DE LA PACHAMAMA EN AMAICHA DEL VALLE, el día 1º de agosto y los días de festejos del carnaval.
Decreto 2.113/3 – ST, firmado por el gobernador y funcionarios de entonces. Reclamen su validez ya que está en el Registro Oficial de Leyes y Decretos y publicado en el Boletín Oficial de esa fecha.

HALLALLA, AMAICHA DEL VALLE. HALLALLA, MIS AMIGOS.                 

            



Trampero y monte
              Canción            Letra : Néstor Soria
                                                                  Música: Mario Díaz

Rama de verde hechura / brazos que abre la tierra
cuando amanece el monte / trinar de nidos se despereza.

Brilla en su traje el tordo, /  el cardenal despierta
y una bumbuna arisca / cortando el aire es pluma que vuela.

Por la senda tapada, /  saitilla y sunchos secos
como animal del diablo / sin mover yuyos llega el trampero.

Viene a callar el canto, / viene a truncar el vuelo
y una prisión de palo / lleva en sus manos  el traicionero.
 
No le quites trampero
el alma al viento,
al monte y al cielo.

Susto que da el encierro / saltito tembloroso,
se ve por la rendija / como aletea un plumaje hermoso.

Y en el mercado sucio, / para que gocen otros
lo venderán cautivo / mientras su trino muere de a poco.

No le quites trampero
el alma al viento,
al monte y al cielo.

Dónde te harán la tumba / dónde echarán tus huesos
si el monte no te quiere / como tampoco te quiere el cielo
y casi un alma en pena / haz de sufrir trampero
muerte de nos estar muerto / con tantas muertes que estás debiendo.

No le quites trampero
el alma al viento,
al monte y al cielo.

miércoles, 21 de marzo de 2012


YARARÁ
Zamba de Machajhuay  
 (L) Néstor Soria - (M) Rubén Cruz


Baja el sol látigo en mano
hiriendo su lomo obscuro
y es una flecha rasante
que va esquivando los yuyos,
febril, la mira pasar el arenal
fiera YARARÁ.
CASCABEL

El silbido de su lengua
DE CASCABEL
alerta todo el pantano
y evitan pisar su huella
los garañones baquianos,
que van bordeando el jagüel y el CASCABEL
asusta el tropel.

Maldecida cruza la tierra
huyendo siempre del hombre.
DE CORAL
presagio de mala suerte                                
centella animal, veneno y muerte
que va, por el salitral, sangre del mal
vieja Machajhuay.

II
En los montes, fronda  arriba
el dulce trinar silencia
si el arma de su pupila
por el ramaje de acerca
fugaz, es un espiral filo mortal,
vivo de CORAL.

Rozando la greda seca
las escamas de su vientre,
se vuelven casi de nácar
sobre las piedras calientes
brutal, y bajo la luz se ve la CRUZ
que va en su testuz.


DE LA CRUZ
Maldecida cruza la tierra
huyendo siempre del hombre.
presagio de mala suerte                         
centella animal, veneno y muerte
que va, por el salitral, sangre del mal
vieja Machajhuay.

*:Machajhuay: Conjunción de dos palabras quichua 
para decir serpiente ó víbora. Machaj: borracho; 
Huay: voz de alerta, cuidado. Cuidado con el borracho.



martes, 6 de marzo de 2012


         LA ANFAMEÑA
                                                       
En el vaivén de la urdimbre
se acuna un niño de lana,
camita patas de aliso
que le ha tendido su mama,
chango mollera de nieve
puro vellón de las llamas.

Mi tejedora arribeña
chirleando estás la pushcana,            
sueño de muchos colores
quieres hilar en tu trama,
pero el abrigo es ajeno
no has de ponerlo en tu espalda.

Ya te ha llegado el invierno
mechas de escarcha ha traído,
flecos que cuelgan del molle
copiando va tu tejido
y tu pobreza cerreña
lleva para años de frío.

Hace Run-run cuando gira
con su murmullo de piedra,
el uso canta que canta
Joi-joi torzado en la pena.
Y va enhebrando esperanzas
por sus manos la telera.

Dale a beber a este niño
tazón de las anilinas,
calostro de un algarrobo,
rubia agüita de jarilla
y que el simbol de los cerros
hasta los ojos le tiña.

Bajando del Cabra Horco
se me ha volteado mi caja,                   
donde andarás chirlerita
con la niebla de mortaja,
mi corazón puro chiri                            
te busca por todo Anfama.

Anda bagual mi caballo
puro bufido en el monte,
talvez que un puma ladino
le  hace llegar sus olores,
rozándose en los quimiles
ya me ha dejao sin jergones.