01 de Agosto de 2012
EVOCACIÓN
POR PACHAMAMA
Por: Néstor Soria
¡PACHAMAMA, CUSILLA, CUSILLA, expresa una
imploración Suramericana dirigida a la madre del cosmos.
Son palabras surgidas de la boca originaria; de gente que se sabe
parte de la tierra donde suceden sus días, es decir, de aquella que se siente
un minúsculo terrón de greda, de piedra, de arena remolida por el abuelo viento,
trashumador de semillas, de pájaros, de suspiros enancados al joy joy.
Y esa súplica de tono sumiso pero cargada de fe, sobrevuela los
sembradíos, los corrales, la urdimbre que atavia a los telares, la magra mesa
de los pastores de rostros macilentos. También el cuarterío de la copla que se
queja, más que canta.
Amaicha del Valle, pueblo propicio para la ofrenda, alza esta
plegaria y quiebra su frente de casta originaria mientras mordisquea un rezo.
Entonces, en un huaico abierto a pura mano, dispersará sus ofrendas húmedas de chicha, de coca y aguardiente.
UNA CHARLA CON LOS MÁS JÓVENES
Ustedes nacieron cuando el valle ya estaba en calma. Sus
ancestros, salvajemente muertos, otros perseguidos o cientos de ellos cautivos
y extrañados a sitios desconocidos e insalubres, habían mostrado un
inquebrantable coraje y de tanto persistir en sus reclamos, obligaron a un rey
lejano a devolverles sus propiedades comunitarias. Ahí está la CÉDULA REAL como
documento.
Esa lucha estuvo movida por un solo espíritu: PACHAMAMA, señora
del mundo andino, del orbe montañés, ordenadora de la vida y la dignidad
humana.
Y, pregunto:
¿PACHAMAMA, está hoy en el sentir de los jóvenes amaicheños?
¿Precisan ellos de su bondad matriarcal?
¿Suelen hacer una oblación cotidiana a su condición sagrada, cuando
la luz matinal les ilumina la cara?
No puedo responder por boca ajena.
Esta secular divinidad necesita escuchar, de cada uno, el pedido
sincero de intervención en todos los asuntos cotidianos, a la vez, la promesa
unipersonal de cuidarla y vivir con ella y por ella.
Soy un tucumano que en su juventud buscó el abrigo de este ser
místico, regidor de la vida humana, de animales y del paisaje de árboles y
yuyarales cerreños.
A ella me encomendé cuando las sendas de altura se quebraban en
hondonadas sin fin.
Ante la presencia de toda pircada apacheta detuve el tranco de un
sillonero o de una mula, para rendir culto a quien protegía mis viajes.
Y comportándome así, nunca me sentí abandonado por la mamita
pacha.
Entonces, vuelvo a preguntar:
¿Precisan los jóvenes de ella?...
¿La tienen presente durante todo el año?...
¿La protegen?
O es que un 1º de agosto basta para recordarla, para salir a sanar
las heridas que le infligen los desaprensivos, los desamorados que la entregan
por sucias monedas, dinero que jamás lavará sus vergüenzas ni comprará el
perdón que los enmiende.
Aquí, en las cercanías, el diablo del cianuro ya envenena su vientre, entonces ella, sin quererlo, deja correr por sus acuíferas venas un torrente de muerte.
Aquí, en las cercanías, el diablo del cianuro ya envenena su vientre, entonces ella, sin quererlo, deja correr por sus acuíferas venas un torrente de muerte.
Las viñas comienzan a mustiar sus sarmientos; los labrantíos se hacen
surcos de hedor; las osamentas de llamas, caballos y pumas, se verán brillar al
reflejo de Tata Inti, como fuegos fatuos.
Y al final ¿qué será del hombre?; boquiabierto mirará la escena
mientras se va consumiendo en cuerpo y esperanzas, o sea, por dentro y por
fuera.
Detener eso es proteger la vida de humanos y la permanencia pura de este valle milenario que Pachamama les dio para que lo habiten.
Detener eso es proteger la vida de humanos y la permanencia pura de este valle milenario que Pachamama les dio para que lo habiten.
No crean que al mudarse a las ciudades, por estudios, por trabajos
o por mayor bienestar, ya no son responsables de lo que aquí ocurra. No.
La cultura y la identidad van con ustedes. Jamás dejarán de ser amaicheños,
aunque se tiñan el pelo, se tapen la cara, aprendan a hablar en inglés o se
llamen a silencio. La conciencia los morderá siempre porque eso va en la sangre
y mientras ella circule dentro de cada uno, se sublevará aunque quieran
apaciguarla.
Un párrafo especial merece la defensa de vuestra música. Ustedes pueden y deben sumar expresiones foráneas a la música que los identifica. Las culturas que se cierran en sí misma, desaparecen. Pero tengan cuidado con el avance desmedido y contaminante de eso, pues disimuladamente los medios de comunicación han iniciado, hace ya tiempo, una campaña de desvalorización de las culturas de los pueblos suramericanos. De este modo buscan terminar con la identidad que los hace fuertes –y libres-. Sostengan muy alto el canto de las copleras, el pulso fibroso de las bagualas, el ay llorisqueao de las vidalas. Atahualpa Yupanqui decía que quería tener a la luna por caja.
USTEDES VUÉLVANLA LUNA A LA CAJA.
Deben saber que la lucha es desigual. El enemigo es el poder y no cejará en intentar vencerlos. Pero ustedes tienen un arma infalible, una coraza que detiene golpes y balas, un aliado que sobrepasa toda línea policial. Se llama suelo. Pero no hablo del suelo que se pisa, sino del que deben llevar en el corazón, ese que sabe a familia, a amigos, a compañeros, a vecinos. En él, queridos jóvenes, está Pachamama. Encomiéndense a ella y ¡LUCHEN
De mi parte les doy una
noticia: en el mes de octubre de 2002 hice un trabajo que sirvió para declarar:
OBRA MAESTRA DEL PATRIMONIO ORAL E INTANGIBLE DE LA PROVINCIA DE
TUCUMÁN AL RITO CELEBRATORIO DE LA PACHAMAMA EN AMAICHA DEL VALLE, el día 1º de
agosto y los días de festejos del carnaval.
Decreto 2.113/3 – ST, firmado por el gobernador y funcionarios de
entonces. Reclamen su validez ya que está en el Registro Oficial de Leyes y
Decretos y publicado en el Boletín Oficial de esa fecha.
HALLALLA, AMAICHA DEL VALLE. HALLALLA, MIS AMIGOS.
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