Hola amigos



En este espacio diré algunas cosas mías y ustedes después de leerlas o escucharlas, pueden comentarlas. Es un lindo modo de lenguajear. Un abrazo. Néstor Soria


martes, 25 de octubre de 2011

ACTIVIDADES DEL AÑO




CONVERSACIONES EN OCTUBRE: NÉSTOR  SORIA y ARTURO ALVAREZ SOSA


   
Conversaciones en octubre es una actividad nueva que se suma al proyecto Octubre Literario y Cultural. La vida, las anécdotas, los viajes, los encuentros y desencuentros, los escenarios históricos, el mundo que inspira a un escritor ayuda a iluminar su obra. Ese es el objetivo que persigue esta nueva propuesta. Arturo Álvarez Sosa y Néstor Soria, dos reconocidos escritores de nuestra provincia, tendrán un "mano a mano" con los estudiantes de nuestra facultad y el público lector, el día miércoles 26 de octubre a hs 17:00, en la Biblioteca Emilio Carilla de nuestra Casa de Estudios. Coordinará el Dr. Ricardo Kaliman




NÉSTOR SORIA en diferentes actividades del Octubre Literario y Cultural


   El poeta famaillense, de Nueva Baviera, Néstor Soria, estará presente en las actividades del octubre literario.
La poesia de Soria fue musicalizada por compositores como Hernán Gamboa (Venezuela), Rubén Cruz, Juan Falú, Topo Encinar, Raúl Carnota, Rolando Valladares, Leopoldo Deza, y otros.
Néstor Soria participará de Conversaciones en Octubre (26/10/2011) y del Recital de Poetas y Músicos Tucumanos, el 28 de octubre en el MUNT.
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miércoles, 19 de octubre de 2011

Entretelones del poema


DE LOS APELLIDOS ARRIBEÑOS, GUITIÁN

                                                                                            Néstor Soria
                                                                                     Tucumán - Argentina

Son muchos los bautismos arribeños(*) que han sido toqueteados por los curas de la conquista y la colonia. Así es como, luego de más de 500 años, nos parezca natural el llamarnos: Soria como yo, Hernández, López, González y… la lista es larga.
Pero hay apellidos arribeños que perduran y de entre ellos traigo uno: Guitián, sí, Guitián que suena tan musical a mi pronunciación.
El “Juancho” Guitián que nombro en la zamba que compuse con Raúl Carnota y se titula: “Luna de Guitián”, es un descendiente de esos pueblos (allá arriba se viene de todo un pueblo, no de una familia).
El “Juancho”, fallecido en 2009, era un hombre tan simple como un arroyo. Estaba hecho al trabajo injusto de carpir la tierra propia, pero ajena por unos papeles fraudulentos. Ya ni le permitían habitar su palmo y tuvo que armar un rancho en predio fiscal. Quizás de  ahí le nacía esa necesidad que lo empujaba a beber, en abundancia, un etílico barato, vino pisa’o a puro talón, fermentado al rocío. Uno tras otro esos tragos, mezclados al desasosiego que le causaba su suerte, lo mantenían en un sopor donde la razón, tal como la entendemos casi todos, se enajena.
Recuerdo haberlo escuchado vociferar fieramente más de una vez.
Desde “La Calladita”, casa donde vivo en Raco, su vivienda no era muy visible; pero confundido entre el tronar de música bailantera se alzaban sus gritos que llegaban a mis orejas, sentenciosos, amenazantes, a veces atrevidos. Nunca dijo contra quién o quiénes era su despotrique.
Hoy, luego de haber casi convivido con el “Juancho” más de 10 años, sé que en aquella gleba donde hundía su pala, en cada terrón húmedo de savia, el rezumo de sus choznos, bisabuelos y padres, se destapaba como un llanto innoble, y él, retorcida la mente por el alcohol, se negaba a mirarlo, era como si se escapara de tan infame realidad.
¡Descansa en paz, amigo, vecino. Tu grito, mientras yo viva, tendrá su justificación y saldré a prolongarlo, aunque sea cantándote!

(*) Arribeño: Habitante de los pueblos cerreños, de arriba.




                                                                           
                                                RAÚL CARNOTA CANTA LUNA DE GUITIÁN





                   Luna de Guitián 
                                         L: Néstor Soria - M: Raúl Carnota
                                                     
Por Raco brota la miel
que se trepa a la fruta del Tala,
pecha el verano en bajada
la promesa turbia de algún temporal
y anda la Luna raqueña
velando al que sueña su pan vegetal.

Sola comienza a romper
la morena semilla del arcaj,
hurga Guitián con la pala
los mendrugos sucios del poco jornal,
doblado en fundos ajenos
queriendo ser dueño de hacienda y maizal.

                                          Ay qué capricho Guitián,
reclamar esta tierra que es tuya,
donde una siesta de lluvia
escondiste abuelos bajo el pedregal
y que La Pacha y la luna
sus savias rezuman del viejo antigal.

Hueco alarido te vas
cuando el vino se endiabla en tu pecho,
meta putiar tus reniegos,                               
la boca patalcka y hediondo de alcohol,     
hecho intención de vidala
quejido que sala  tu lamentación.

Urde este 'Juancho' Guitián
una amarga labor que le achuza los brazos,
le minga tiempo al descanso
hasta que se apaga cual seco candil,
cuando tirao entre trapos
la luna de Raco lo pajcha a dormir.
                     


Néstor Soria con niños de Raco, en La Calladita, año 2009.
  

martes, 18 de octubre de 2011


ZAINO CARTONERO (Milonga)

                                                                 Letra: Néstor Soria

NO HAS DE MORAR EN PESEBRE
NI EN EL BOX DE LOS MIMADO,
VIEJO ZAINO DESMIRRIADO
CAUTIVO DE UN CARTONERO,
QUE TAMBIÉN LA PASA FIERO
A  LA POBREZA AMARRADO.

SIN UN FESTÍN DE MELALFA
COMIENDO LA GRAMA DURA,
NO SOS LA CABALGADURA
DE UN SEÑORITO DE ALCURNIA,
A VOS TE TAPA LA TURBIA
RESACA DE LA BASURA.

VIVÍS SUJETO A LAS VARAS
DE UN DESTARTALADO CARRO,
EL CUERO LLENO DE BARRO
DESDE EL LOMO HASTA LOS VASOS.
NUNCA SERÁS UN PEGASO
DE PORTE BRIOSO Y BIZARRO.

ANDÁS SIEMPRE PELECHANDO
DONDE TE ROZA EL PECHERO,
Y TENÉS COSTRONES FIEROS
LONJEADO POR LAS CADENAS
Y EL AZOTE DE LA SUELA
DEL LÁTIGO DEL CARRERO.

DESDE LA CRIN A LA COLA
EL PIANO DE TU PESCUEZO,
TIENE LAS TECLAS DE HUESO
Y UN ARPA SON TUS COSTILLAS,
UN ENCORDA’O LAS CUARTILLAS
COMO PA’ HACER UN ARPEGIO.

METIDO ENTRE BOCINAZOS
ESCUCHÁS MIL PUTEADURAS,
DEL TRÁFICO QUE LO APURA
A TU ANDAR PURO CANSANCIO,
SIN MIRAR ESOS “VENANCIOS”
QUE NO CALZAS HERRADURAS.

SI SE DETIENE TU MARCHA         
TE ALIMENTÁS CON DESECHOS,
CREYENDO QUE SON DE AFRECHO
SUCIOS PAPELES Y TRAPOS,
DESPUÉS DORMITÁS UN RATO
CON UNA OREJA EN ACECHO.


AL REGRESAR AL BALDÍO
NI BIEN TE SACAN LA CINCHA,
SENTÍS QUE LEJOS RELINCHA
UN PADRILLO FAROLERO,
Y VOS QUE NO SOS ENTERO              
METES EL CULO EN LA QUINCHA.

PONGA BUEN TROTE MI ZAINO
AUNQUE SU MUNDO NO ES BELLO,     
USTED NO SERÁ DE AQUELLOS
CON CHAPEADOS EN LAS RIENDAS,
QUIZÁS SU SANGRE DESCIENDA
DE LA CRUZA CON CAMELLO.

HABITANTE DEL SUBURBIO
VECINO DE LOS BARRIALES,
COMO UN NIÑO DE LA CALLE
CONOCÉS TODAS LAS LUNAS,
PERO HAY UNA QUE TE ACUNA
Y ES LA DE LOS MARGINALES.

DE VOS NO TIENE NOTICIAS 
LA SOCIEDAD PROTECTORA,
CUANDO TE LLEGUE LA HORA
SERÁS CARNE PA’ LOS BUITRES
Y EN LA QUEMA HUMOSA Y TRISTE     
SABRÁS QUE NADIE TE LLORA.

ESTRIBILLO

VIEJO ZAINO, ESTA MILONGA
NO TE ALIVIANA LA CARGA,
NINGUNA CARTA LO EMPARDA
AL NAIPE QUE TE HA TOCADO.
SEGUÍ NOMÁS DESMIRRIADO
MIRANDO CON ANTEOJERAS,
ESTA REALIDAD FULERA
QUE A MIS SEXTINAS ALARGA,
PUES SERÁ TU VIDA AMARGA
POR MÁS QUE YO NO LO QUIERA.


miércoles, 12 de octubre de 2011


NI DESCUBRIMIENTO NI ENCUENTRO.
                                             LATROCINIO Y ASESINATO

                                                                         
                                                                                                     
                                                                 Néstor Soria  
                                                          Tucumán - Argentina


Ya pasaron 519 años y como decía mi abuelo: ‘El poncho no aparece’. No hay una voz que en siglo XXI se alce para confesar los delitos. Sí, los delitos de saqueo, de destrucción moral, física y material, de sometimiento, y el que es peor, el de homicidio.

 ¿Descubrimiento? Cómo descubrir lo que ya existe.
Resulta que quienes sostienen ese sofisma luego afirman que fue el encuentro de dos mundos. En qué quedamos. Además encuentro es el acercamiento entre dos partes, no el que una de ellas avasalle a la otra.
Esta lado sur del continente ya estaba conformada, en 1492, por etos milenarios. En la diversidad de rasgos culturales que la región contenía, los dioses propios, no prestados, regían armónicamente la vida: Alopa Char - dios de los cielos Maya, Quiché y Chorti-; Wiracocha - el Ripa Yupanqui de los peruanos-; Pachamama - ordenadora del cosmos-. Y muchos más. Todos derribados; reemplazados por un libro donde nadie, de esta región del mundo, pudo escuchar la voz de un dios. ‘Dios de bondad’ dicta un salmo elevado a Cristo. Cristo fieramente usado por saqueadores y deliberados homicidas.

 A LA TIERRA MANCILLADA 

Tierra mía. Colón, Puerto de Palos,
arribando a tu Edén de playas castas.
Cargamento de pestes y de ratas,
marinero con rumbo equivocado.

Carabelas con curas y soldados
destruyendo tus dioses y tus lanzas.
Asesino arcabuz cargando a ultranza
contra el noble señor de tus reinados.

                   Tierra mía, violada en tus doncellas
sobre piras humeantes, sobre escombros,
no habrá siglos que mengüen el asombro
ni habrá reyes que eviten tus querellas.

Aquel sino de sangre ¡Tierra Amada!        
y un olor como a muerte por octubre,
son cadáveres que la historia pudre
insepultos, testigos de la infamia.

El Callao, Potosí, mis rotos valles,
el Aymara, el Kakan, el Kejchua sabio,
que propaguen al mundo tanto escarnio
¡Que la América India no se calle!
   
                                                                Néstor Soria

          Por un 12 de octubre con memoria y reclamos de justicia.





EL CABALLO CRIOLLO

                                                                          Por: Néstor Soria


Raza Criolla Argentina: 1,40 m a 1,50 m; cabeza de frente ancha y vértice fino; cuello de largo mediano; cañas cortas; pelajes variados: rosillo, zaino, alazán, cebruno, oscuro, lobuno, azulejo, etc.
 
            Cuando la Patria era un bosquejo y los hombres que habitaban este suelo soñaban con materializarla y darle un nombre propio, hubo un personaje atado a los primeros pasos de esta historia, sin el cual todo hubiese sido más lento, menos probable.  
  
De figura modesta, pelo entregrueso de las crines a la cola, belfo abierto al aliento del galope, incansable, insomne, manso y de ojos inteligentes, este ser, de aspecto desmirriado, ya surcaba por entonces  llanos y cordilleras, vadeaba ríos y en los cañadones y bardas del sur argentino, compartiendo toldos con los Mapuches, modelaba su estirpe y su nombre nacional: El Caballo Criollo Argentino,  al que afectuosamente llamamos “Criollito”.
  
Atrás de su sangre quedó el origen ibérico con el que llegó a estas comarcas verdes de la América del Sur, fueron los tiempos en que el español se lanzó a conquistar  nuestros pueblos, ese mismo conquistador que lo soltó a su suerte en las pampas abiertas del territorio. Y fue precisamente la pampa india de la araucanía la primera en atesorarlo, transformándolo, a veces, en un compañero de soledades, otras, en arma para la guerra y, aunque cause tristeza, también  en sustento para su hambre.
  
Sus leyendas e historias se cuentan por miles, todas hablan de su fidelidad para con el hombre, de su audacia y valor, de su entrega en arriesgadas misiones que en más de una ocasión le costaron la vida. 

Fue tiro de los carruajes en las profundas huellas de barrosos caminos; cuja de banderas y estandartes de los gloriosos ejércitos patrios; aró la tierra para prosperidad de los hombres; viajó, cruzando las infectadas selvas amazónicas y venciendo su propia resistencia, desde Buenos Aires a Nueva York, o sea más de 15.000 Km, en las figuras de dos de sus congéneres: “Mancha” y “Gato”; trasladó heridos y enfermos desde los pueblos de campaña hasta las ciudades; el cuerpo de los caídos en batalla, como Juan Galo de Lavalle, encontró en su lomo una austera cureña; fue veloz chasqui que puso a salvo a mucha gente y evitó derrotas carísimas para nuestra argentinidad; paseó la belleza de nuestras donosas en incontables y alegres desfiles; es aquel sillonero pasuco que inmortalizó Atahualpa Yupanqui, en su emotiva zamba “Adiós Tucumán”; fue, con su duro guardamonte, el acorazado vehículo de guerra de las montoneras norteñas. Belgrano, San Martín, Aráoz de La Madrid y tantos otros, confiaron en su baquianía y arrojo. Cabe decir, y todos lo sabemos, que para este cabal amigo del hombre nada es tiempo pasado, hoy, cuando el machinatismo y la tecnología pueden darle un merecido descanso, el Caballo Criollo Argentino sigue siendo una herramienta valiosa en nuestra ruralidad. Aun puede vérselo en los patios de algunas escuelas desde el norte al sur de la Argentina; nuestros médicos y docentes de montaña menguan el cansancio en su lomo confiable; gauchos y cantores acompasan sus coplas al son de las caronas que lo visten; rey en las festivas jineteadas de los encuentros tradicionales; obrero raso en las Estancias, donde apadrina a esbeltos ejemplares de razas extranjeras, esos que no soportan la intemperie ni las hambrunas que nuestro “criollito” a veces pasa.
  
Ahí está, sin estridencias, nuestro Caballito Criollo Argentino.

Luciendo una infinidad de pelajes: El zaino, el bayo, el alazán, el tordillo, el gateado, el moro, el blanco, el overo...
Todos con sus características testas: El malacara, el pampa, el pico blanco, el estrella...
Localizado también por los dibujos de sus patas y manos: Calzado de adelante, calzado de atrás, con media bota, botas con delantal, bailarín...

Es justicia, como tucumano, como norteño y como argentino, rememorar su aporte a la historia y a las tradiciones culturales del país, copiando de su sencillo perfil estas palabras que no son más que un reconocimiento  que él se ganó, por acompañarnos tan de cerca, es decir, por estar siempre, a “salto de estribo”.

Algunos argumentos para declarar al CABALLO CRIOLLO ARGENTINO: Patrimonio Natural y Cultural de la Provincia de Tucumán y de la Argentina

Por estar ligado a la emancipación y formación de la patria. Hecho que sin su presencia, hubiera resultado mucho más lento y menos probable.  
  
Porque sus leyendas e historias, que  se cuentan por miles, hablan, siempre, de su fidelidad para con el hombre, de su audacia y valor, de su entrega en arriesgadas misiones, que en más de una ocasión le costaron la vida.

Porque, a pesar del paso de los años y la irrupción de la tecnología y la maquinaria en nuestras zonas rurales, sus servicios siguen siendo indispensables para el hombre de campo. 
 
 Por seguir trabajando en toda nuestra línea de montaña como excelente colaborador de: médicos, docentes, policías, estudiantes, arrieros, baquianos, trasladando gente en emergencia sanitaria, etc. 




Por ser un símbolo de nuestra tradición criolla, escenificada siempre y en todo el país, en las fiestas ganaderas, festivales folklóricos, carreras cuadreras, juegos de destrezas, desfiles militares, etc. 




OTROS......








miércoles, 5 de octubre de 2011

1492 LA INTEGRACIÓN QUE NO FUE TAL

1492 LA INTEGRACIÓN QUE NO FUE TAL
                           
                                                          Néstor Soria
                                                                                          Tucumán -Argentina

                                                                                      
 Hace más de 200 años que en la América del Sur discutimos 
sobre lo mismo: El descubrimiento ocurrido en 1492 ¿Sirvió
 para integrar a esta  selvática y pródiga dehesa al resto del 
mundo? El sólo hecho de decir conquista ¿Basta para 
aceptar el exterminio de tanta gente? ¿Les era necesario 
a los intrusos el apelar a tamaña barbarie, con pueblos que 
vivían en su territorio arreglando sus asuntos internamente? 
¿Fue de provecho para los nativos el ofrendar sus vidas 
en las minas de Potosí? ¿Necesitaban esos nativos de la 
aparición de los encomenderos para fructificar sus 
tierras? ¿Precisaban esos nativos de las pestes traídas de 
Europa, para regular  el número de sus poblaciones?
Amigo, mi respuesta es un terminante ¡NO!
Y sigo preguntando:
¿Carecían los pueblos nativos de idiomas propios? 
¿No respetaban las leyes del ayllu? 
¿Quién puede asegurar que la tan recitada integración con 
otros pueblos del orbeno era un proceso que iba a darse 
lentamente y a su debido tiempo? ¿Acaso existió la 
integración? ¿Desconocemos cuál fue el tratamiento que los 
nativos recibieron desde la aparición de los conquistadores?
 En cualquier libro barato nos enteramos de cómo fueron 
sometidos a la servidumbre más ignominiosa y cruel, afrenta 
carnal y álmica que causó la desaparición de miles, más bien, 
de millones de ellos.
Ya transcurridos más de quinientos años desde aquel funesto 12
 de octubre de 1492, fecha en la que un desquiciado 
-desorientado- marino, sin tierra ni domicilio conocido 
cabalmente, lanzado a la aventura de conseguir especias para sazonar 
las comidas de un rey y su consorte, nosotros,
los que poblamos la América del Sur, 
debemos honrar quienes fueron los dueños indiscutidos 
de esta casa-territorio que ocupamos.
Mi homenaje, sencillo pero profundo, al que hoy te invito a que te  sumes,
no tiene coronas, ni palmas, ni discursos grandilocuentes:
Desgrana un solo diente de maíz y llévalo a la 
boca, hazlo jugar entre tus encías y la lengua, 
siente su textura, deja que tu saliva ya impregnada
 del pequeño vegetal se escurra hasta tu garganta, y bébela,
 luego pon el grano a germinar en tu patio, 
en tu vereda, en tu balcón, a los pocos días tendrás
 un tallo que es un trocito taíno de esta América.
Masca un maní, pero no retires su cáscara, 
paladea el amargo de su envoltura, busca su pulpa
 que sabe a tierra tostada, en él está la gracia 
arauaca, tan americana como tantas sangres.  
Si tienes a mano una hoja de la ancestral Coca,
 saca tu lengua cuanto puedas y ponla sobre ella, tal como a una ostia, 
luego guárdala en tu boca y estrújala contra 
el paladar, ella te hablará de esta América del Sur.  
O pellizca de un cigarrillo una brizna de 
tabaco, muérdela aunque la escupas al instante, 
en tu boca quedará el regusto de esa resinosa hoja 
que habla de América del Sur.
O muerde un tomate, aquel fruto que el invasor
 vio como a un veneno, por lo rojo, y hoy 
valora en Euros, allí también está esta 
América del Sur.
O aférrate a una caja coplera, con chirlera 
o sin ella,de un palo o de dos, haz tamborilear 
sobre su cuero el dedo pulgar, cadenciosa, 
lentamente, como para una vidala; 
si no está a tu alcance
 ese “pedazo de luna en la tierra”, lo mismo 
puedes golpear sobre tu mesa, o suavemente sobre 
el pecho de tu hijo, el pulso te hablará de 
esta América del Sur.
Amigo: Si no tienes a tu alcance las cosas 
que te propongo en mi homenaje, al menos 
pronuncia una palabra en idiomas de esta América: 
Cacique, canoa, patata, chajra (chacra), 
chuy (sentir frío), pampa, cancha, poroto,
 Ñaño (hermano)…
                 Por otro octubre Sudamericano y nuestro.