Hola amigos



En este espacio diré algunas cosas mías y ustedes después de leerlas o escucharlas, pueden comentarlas. Es un lindo modo de lenguajear. Un abrazo. Néstor Soria


miércoles, 19 de octubre de 2011

Entretelones del poema


DE LOS APELLIDOS ARRIBEÑOS, GUITIÁN

                                                                                            Néstor Soria
                                                                                     Tucumán - Argentina

Son muchos los bautismos arribeños(*) que han sido toqueteados por los curas de la conquista y la colonia. Así es como, luego de más de 500 años, nos parezca natural el llamarnos: Soria como yo, Hernández, López, González y… la lista es larga.
Pero hay apellidos arribeños que perduran y de entre ellos traigo uno: Guitián, sí, Guitián que suena tan musical a mi pronunciación.
El “Juancho” Guitián que nombro en la zamba que compuse con Raúl Carnota y se titula: “Luna de Guitián”, es un descendiente de esos pueblos (allá arriba se viene de todo un pueblo, no de una familia).
El “Juancho”, fallecido en 2009, era un hombre tan simple como un arroyo. Estaba hecho al trabajo injusto de carpir la tierra propia, pero ajena por unos papeles fraudulentos. Ya ni le permitían habitar su palmo y tuvo que armar un rancho en predio fiscal. Quizás de  ahí le nacía esa necesidad que lo empujaba a beber, en abundancia, un etílico barato, vino pisa’o a puro talón, fermentado al rocío. Uno tras otro esos tragos, mezclados al desasosiego que le causaba su suerte, lo mantenían en un sopor donde la razón, tal como la entendemos casi todos, se enajena.
Recuerdo haberlo escuchado vociferar fieramente más de una vez.
Desde “La Calladita”, casa donde vivo en Raco, su vivienda no era muy visible; pero confundido entre el tronar de música bailantera se alzaban sus gritos que llegaban a mis orejas, sentenciosos, amenazantes, a veces atrevidos. Nunca dijo contra quién o quiénes era su despotrique.
Hoy, luego de haber casi convivido con el “Juancho” más de 10 años, sé que en aquella gleba donde hundía su pala, en cada terrón húmedo de savia, el rezumo de sus choznos, bisabuelos y padres, se destapaba como un llanto innoble, y él, retorcida la mente por el alcohol, se negaba a mirarlo, era como si se escapara de tan infame realidad.
¡Descansa en paz, amigo, vecino. Tu grito, mientras yo viva, tendrá su justificación y saldré a prolongarlo, aunque sea cantándote!

(*) Arribeño: Habitante de los pueblos cerreños, de arriba.




                                                                           
                                                RAÚL CARNOTA CANTA LUNA DE GUITIÁN





                   Luna de Guitián 
                                         L: Néstor Soria - M: Raúl Carnota
                                                     
Por Raco brota la miel
que se trepa a la fruta del Tala,
pecha el verano en bajada
la promesa turbia de algún temporal
y anda la Luna raqueña
velando al que sueña su pan vegetal.

Sola comienza a romper
la morena semilla del arcaj,
hurga Guitián con la pala
los mendrugos sucios del poco jornal,
doblado en fundos ajenos
queriendo ser dueño de hacienda y maizal.

                                          Ay qué capricho Guitián,
reclamar esta tierra que es tuya,
donde una siesta de lluvia
escondiste abuelos bajo el pedregal
y que La Pacha y la luna
sus savias rezuman del viejo antigal.

Hueco alarido te vas
cuando el vino se endiabla en tu pecho,
meta putiar tus reniegos,                               
la boca patalcka y hediondo de alcohol,     
hecho intención de vidala
quejido que sala  tu lamentación.

Urde este 'Juancho' Guitián
una amarga labor que le achuza los brazos,
le minga tiempo al descanso
hasta que se apaga cual seco candil,
cuando tirao entre trapos
la luna de Raco lo pajcha a dormir.
                     


Néstor Soria con niños de Raco, en La Calladita, año 2009.
  

1 comentario:

  1. Increíble, fantástico, maestro y amigo, uno se enamora de las palabras que componen los versos. EL amor con que son tratadas, las sube a la altura que merece hombre y su lucha. Gracias. Gustavo Guaraz

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